Diademas, scrunchies y sombreros: el nuevo must urbano

Diademas, scrunchies y sombreros: el nuevo must urbano

“¡Estamos ante la presencia de un scrunchie! ¿En qué parte de la ciudad vive alguien que lleve este coletero?”, exclamaba Carrie Bradshaw, la protagonista de Sexo en Nueva York interpretada por Sarah Jessica Parker.

La mítica serie de los noventa adelantó muchas tendencias, como el estampado de leopardo, el retorno de las bailarinas y las perlas, la toma de la calle por parte de los ciclistas y el body, así como la instauración del estilo oversize. Eso sí, Patricia Field, la diseñadora de vestuario de la serie, nunca imaginó que una goma elástica para atarse el pelo sin romperlo, el llamado scrunchie, que en los años ochenta triunfó con firmas como Tommy Hilfiger, Brooks Brothers o Ralph Lauren, que vestían a las nuevas generaciones de la clase alta americana durante sus estudios en las prestigiosas universidades de la Ivy League, regresaría con tanto fervor algo más de dos décadas más tarde. Funcional, práctico y, a veces, vestido en satén, encaje, tul o terciopelo, se ha convertido, junto a otros accesorios para el cabello, en una apuesta segura para completar cualquier look digno de selfies y portadas firmadas por fotógrafos de renombre.

Diadema Benoit Missolin
Benoit Missolin

 

Modelo Nadien de Benoit Missolin
Nadine de Benoit Missolin

Este coletero es, junto a las diademas, tiaras, turbantes, clips, pasadores y sombreros, “la señal de una actitud al vestirse y salir a la calle. Lo crucial es saber ponérselos y sobretodo que el producto sea de gran calidad. Si una sabe colocarse bien un turbante o un pañuelo de seda de Hermès en el pelo, y sabe que ello supone una mayor necesidad de elementos de maquillaje, como en este caso el indispensable pintalabios, no importa la edad. Es sinónimo de buen gusto, de exquisitez”, expone Jaume Vidiella, estilista, editor de moda y docente en distintas escuelas de diseño.

 
Nalini Black de Benoit Missolin
Nalini Black de Benoit Missolin

Así lo corrobora la maquilladora Susana Sánchez, que ha trabajado en las portadas y editoriales de revistas de moda: “Un complemento puede condicionar un look por completo. Por ejemplo, si decidimos colocarlo en un lado u otro de la cabeza, habrá que decidir entonces en que dirección va la raya del pelo, o si no la va a haber, y que el maquillaje sea acorde. Es como cuando escogemos que nos ponemos. Un complemento muy masculino en un atuendo súper femenino puede dar ese acento que buscamos”. Más allá de que en una ocasión festiva o un compromiso social o laboral contemos con el asesoramiento de un profesional, en nuestro día a día muchos buscamos expresar quienes somos y, para ello, los accesorios para el pelo son un aliado infalible, de ahí su éxito y los numerosos tutoriales online de maquilladores sobre cómo darles el contrapeso perfecto a nivel de labios o sombras de ojos.

Peineta Ingrid RaabPeineta Flo Vintage

“Hay dos tipos de consumidores, y ahora más que nunca se puede ver la diferencia: el que busca la ostentación a toda costa, sin plantearse un look detalladamente, y el que es sensible y discreto, que llama la atención por su psicología estética, por su pasión por mostrar el lujo en su esplendor, pero con verdadero estilo, como si ese complemento fuese una extensión de su personalidad”, reflexiona Abel Díaz, experto en Márquetin y fundador del showroom StudioSmith.

Fernando Rodríguez

La imposición de los accesorios para el pelo no se deriva de ninguna serie en particular, aunque el personaje de Blair Waldorf en Gossip Girl, o los de Lucrecia o Nadia en Élite hayan demostrado el potencial de ponerse una diadema XXL o llevar un clip a cada lado de una melena con la raya en medio. La demiurga ha sido Miuccia Prada, que en su desfile de otoño-invierno 2018 coronó a las modelos con diademas oversize con apliques de pedrería, como si fueran tocados de invitadas a una boda. Miuccia repitió esa apuesta seis meses después, en la presentación de la colección primavera-verano, mezclando el estilo sporty con la estética más tradicional. Las diademas fueron protagonistas y no por su practicidad, sino por su rol estético, como hizo en 2017 Alessandro Michele con sus turbantes para Gucci.

Benoit Missolin
Benoit Missolin

 

Diadema Missolin verde
Benoit Missolin

Uno de los referentes en este sector es el francés Benoit Missolin, que lleva ya varias décadas creando accesorios para el pelo que han conquistado a cantantes como Madonna y a las top-models de los noventa, Naomi Campbell y Claudia Schiffer. Tras trabajar para Christian Lacroix, Thierry Mugler y Givenchy, lanzó su primera colección en 1997 y desde entonces sus creaciones son una constante en portadas de revistas internacionales de la talla de Vogue o Harper’s Bazaar. “Creo que el éxito de mis diademas, más allá del público burgués o del mundo del desfile, se debe a que se han roto moldes en el mundo de la moda. La gente la ve también de una forma lúdica. Ahora intento potenciar la venta online desde mi propio site , ya que hay mucha gente que copia mis modelos, pero creo que el ADN Missolin, que siempre ofrece un producto distinto, fresco y trabajado hasta el más mínimo detalle, es algo que se percibe y se valora”, expone.

Ingrid Raab
Peineta Flo Vintage

Fernando Rodríguez es otro de los nombres clave en el sector. Este mejicano ha visto como en pocos meses las tiaras que lleva realizando desde hace años, especialmente para bodas y ceremonias, ahora se llevan en el día a día: “Creo que una tiara es perfecta para lograr un toque de elegancia espectacular. Uso siempre oro de 22 quilates en todas mis piezas, que ofrece un tono suave, ni demasiado amarillo ni blanco, que aporta un delicado destello de luz. La mujer ha perdido el miedo a accesorizarse y se ha empoderado tomando el poder sobre cualquier pieza de joyería, incluso para el pelo y para su jornada más urbanita”.

Valentina Taylor sombrero
Valentina Taylor

Es así que incluso la típica peineta que asociamos a la indumentaria tradicional sevillana o incluso a Amy Winehouse, se ha impuesto como complemento estrella vintage en tiendas de todo el mundo, como es el caso de Flö Vintage, con sedes en Viena y en Los Ángeles. Sus propietarios, Ingrid y Karl Raab, están ahora intentando encontrar más piezas así de los años treinta y cuarenta, solicitadas con auténtico fervor por clientas que no llegan a la treintena.

Missolin
Benoit Missolin
 

El clásico por excelencia es el sombrero, que ahora, una vez que el modelo pescador queda atrás en la estacionalidad, vuelve a sus raíces en ganchillo, rafia o incluso paja. Como explican Xènia Semis e Imma Serra, creadoras de la firma Rita Row: “Siempre trabajamos complementos como los sombreros, con patrones y diseños originales, para dar un toque distintivo a los looks. Un buen sombrero aporta personalidad a cualquier conjunto y, si está hecho con cariño, con tejidos sostenibles y en talleres locales, ¡aún mejor!”.

Diadema Missolin rosa
Benoit Missolin

La huida del fast-fashion y la revaloración de la artesanía es precisamente el leitmotiv de esta nueva tendencia en sombrerería, una prenda que nació en los rituales funerarios del Antiguo Egipto y que luego se convirtió en símbolo de los liberados de la esclavitud en la Grecia clásica, precisamente por su condición de proteger del frío, el sol o la lluvia. Así lo pone de manifiesto Küerno, firma nacida en Monterrey que diseña sombreros, tanto para hombre como para mujer, confeccionados incluso con papel de arroz y palma, siguiendo pautas centenarias.

No hay que darle giros de 360 grados a nuestra vestimenta para lucir una diadema o un coletero XXL, ni temer a ponernos un sombrero para ir a trabajar. Los accesorios para el pelo, especialmente los oversize, no tienen ya nada de royal. Digamos adiós a verlos únicamente en películas de época sobre Ana Bolena o Catalina de Aragón. Ya no son tampoco terreno acotado de series de adolescentes. Lo demostraba sobradamente la diseñadora británica Simone Rocha en la pasada London Fashion Week, donde sus modelos e invitadas VIP lucían diademas con apliques tanto de perlas como de tachuelas. Lo curioso: ante la entrada a su show, y bajo una lluvia torrencial, paseaban varias mujeres sin relación con el glamuroso acontecimiento, ataviadas también con diademas, sombreros de lana con detalles en cristal y horquillas vintage. Las firmas de sus accesorios: Gucci, Givenchy, Prada o Missolin, porque si algo tiene esta tendencia ahora ya totalmente street-style es que, quien la luce con estilo lleva la cabeza bien alta, porque ese accesorio la hace sentirse como una reina.

Nico de Benoit Missolin
Benoit Missolin

by Anna Tomàs 

Créditos: Magazine Lifestyle de La Vanguardia

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