Bea Sarrias: Arquitectura icónica sobre lienzo

Bea Sarrias: Arquitectura icónica sobre lienzo

Su mirada particular sobre las viviendas proyectadas por genios como Coderch, Sert o Bonet Castellana nos permite sumergirnos en el día a día de la burguesía catalana del siglo pasado

Canaletto, Van Gogh, Hopper, Magritte… La lista de pintores que han hecho de viviendas y espacios urbanísticos una de sus obsesiones recurrentes a la hora de pintar es muy larga. Su estilo al plasmarlos, la perspectiva empleada e incluso las herramientas escogidas para ello varían, pero hay una constante obsesiva recurrente: la luz. Bea Sarrias (Barcelona, 1978) ha hecho de su mirada sobre exteriores e interiores arquitectónicos un particular estudio sobre la luz y, consecuentemente, sobre el paso de las horas, un auténtico túnel del tiempo que nos permite adentrarnos en la memoria de edificios singulares firmados por maestros de la arquitectura como José Antonio Coderch, José María Sert, Francisco Javier Sáenz de Oiza, Antonio Bonet Castellana y Manuel Baldrich Tibau, entre otros.

© Morrosko Vila-Sanjuan

“Siempre me ha interesado la arquitectura. De hecho, dudé entre hacer la carrera de Arquitectura o la de Bellas Artes y, finalmente, me decanté por la segunda. En 2004 fotografié y retraté un piso típico del Ensanche barcelonés. Hice muchos cuadros, casi todos de interior. A medida que fui pintando los objetos y libros que había por todas partes me di cuenta de que estaba retratando una época y una determinada forma de vivir que estaba desapareciendo. Los espacios arquitectónicos suelen tener esa capacidad de explicar muchas cosas sobre la gente que los ha habitado, la sociedad que los acoge y sobre el paso del tiempo”, nos cuenta la artista.

Su mirada nostálgica hacia esos espacios se engrandece ante nuestros ojos gracias a los trazos a lápiz y la pintura, y así, de alguna forma, nos sentimos parte de entornos domésticos que revelan una forma de vivir. Sarrias no pinta espacios, pinta sensaciones. Es el caso, por ejemplo, de La Ricarda, una residencia familiar en el Prat de Llobregat proyectada por Bonet Castellana y considerada un hito de la arquitectura racionalista española de los años sesenta del siglo pasado, o de las viviendas unifamiliares de Coderch, que cobran vida y nos hablan de un espacio y un tiempo que queda serenamente suspendido en el tiempo para siempre.

© Morrosko Vila-Sanjuan

Entre sus obras dedicadas a permitirnos habitar los espacios de Coderch destacan las que ha realizado sobre La Cima, residencia abandonada y desconocida por la gran mayoría. “Un amigo me habló de ella y me pasó el contacto de los propietarios. Me costó un par de años conseguir visitarla. Aunque está en ruinas, realmente me impactó. Sigue los cánones de las viviendas unifamiliares de Coderch: una entrada al terreno donde la casa casi no se ve; solo se divisa en la lejanía el horizonte del mar y un bosque de pinos y, a un lado, una parte de la fachada que no es protagonista del paisaje. Las líneas imposibles y estudiadas de las paredes, ninguna en ángulo de 90 grados, los sofás de obra y la ventana justo encima del lavamanos de la cocina con vistas al Montnegre. Me imagino que la puso ahí para que su mujer, mientras cocinaba, tuviese unas vistas preciosas. Parece una casa sencilla y minimalista pero está llena de detalles. Como todas las casas de Coderch es perfecta y sin pretensiones”, explica la artista, que para retratarla contó con la ayuda de su pareja, el realizador audiovisual y periodista Morrosko Vila-San-Juan.

Para poder explicar todas las sensaciones que ambos sentían al estar en la casa, decidieron rodarla en blanco y negro además de pintarla. “Queríamos transmitir el dramatismo que podíamos palpar en el ambiente, que se percibiera el tacto del muro agrietado por las raíces de los cactus, el ruido de la pinaza, la brisa del mar, el canto de los pájaros. Cómo la naturaleza había devorado la arquitectura, y este proceso la había convertido en algo bello, en algo retratable. De ahí surgió un audiovisual, que hicimos con Morrosko, una serie de cuadros que dialogan con la película y que, finalmente, se convirtió en proyecto expositivo y también en un pequeño espectáculo, Architecture & Dance, junto a la bailarina Berta Fornell y el artista Gabriel Schmitz, que estrenamos en Bruselas”, recuerda Sarrias.

Eames, Hogar con Cuervo

Bélgica es precisamente uno de los países que más ha apostado por la obra de Bea Sarrias. Tanto es así que precisamente fue la artista escogida por la OTAN para pintar una obra in situ en su nueva sede en Bruselas. Con ese mural de 2,35 por 6 metros la artista buscó captar el alma de la organización militar y de las personas que trabajan en ella. “Una de las cosas más complicadas fue calibrar la luz y el color. Es un edificio acristalado pero, como rara vez sale el sol, tuve que trabajar con focos. Otro gran reto fue trabajar en un espacio de paso, con gente acercándose, preguntando e interactuando constantemente. Al principio me costaba y me distraía un poco, pero, al final, me gustó mucho la experiencia y creo que además fue bueno para el resultado final del cuadro”, remarca Sarrias, que espera viajar pronto de nuevo a la capital europea para verlo en su ubicación final en la sala de reuniones, lugar donde el secretario general recibe a los grandes mandatarios. Cada vez que se produce una de esas reuniones y se hacen fotografías, un par de miembros de la OTAN las envían a Sarrias o la taguean por Instagram. Hay que tener presente que la obra, titulada Inside, fue realizada en la zona de máxima seguridad de la Organización Atlántica, un lugar en el que está prohibido utilizar las cámaras.

Meeting in the library

Hace apenas unas semanas se inauguraba en la calle Rosselló 256 de Barcelona la nueva Galería Santa & Cole con la exposición Un paseo por los nuevos mundos, que incluye las creaciones de cinco artistas de la Ciudad Condal, entre ellos Bea Sarrias, en un nuevo formato de reproducción: las llamadas Neoseries, que replican la obra original en tamaño, color y textura hasta el punto de multiplicar la experiencia estética. “La verdad es que cuando vi la primera reproducción me asusté: ¡Era exacta! Es una forma de acercar la obra al público de una manera asequible pero con calidad”, remarca Sarrias.

En estas Neoseries vemos también clásicos del diseño de producto y de mobiliario del siglo XX. Sarrias también ha dedicado pinturas en exclusiva a leyendas del diseño de producto como las sillas Red and Blue de Gerrit Rietveld, Wassily, de Marcel Breur, y Longue Chair de los Eames, la lámpara Cesta de Miguel Milá y el sofá Barcelona de Mies van der Rohe.

Mies van der Rohe
Mies in Barcelona

El próximo septiembre Sarrias inaugura exposición en el LAB36 de Galería Senda dentro de la Barcelona Gallery Weekend. “Va a ser una exposición muy especial donde retrataremos una de mis más queridas obsesiones, La Ricarda, de Bonet Castellana y donde, por primera vez, Morrosko Vila-San-Juan y yo firmaremos juntos la exposición. Cada uno de mis cuadros estará acompañado de una pieza suya de videoarte. Pero esta vez daremos una visión diferente y más sensorial de esta casa icónica que acaba de ser declarada Bien Cultural de Interés Nacional y que está seriamente amenazada por los intentos de ampliación del aeropuerto”, nos adelanta Sarrias.

Ideas laboratory
Laboratorio de ideas

“Otro trabajo que se quedó a medias, debido a la pandemia, es sobre el taller de Miró en Mallorca que proyectó José María Sert en los años sesenta. Y hay más proyectos que poco a poco irán viendo la luz… La pandemia nos ha hecho vivir más en el presente, saborear más el día a día y no pensar tanto a medio y largo plazo”, concluye la artista barcelonesa.

by Anna Tomàs 

Créditos: Magazine La Vanguardia

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