Ristorante Donizetti, sabrosas melodías

Ristorante Donizetti, sabrosas melodías

Hace unas décadas, Barcelona sufrió una especie de epidemia invasiva de locales de cocina italiana. Como si de un sarampión se tratara, en muchos sitios era fácil encontrarse con una pizzería, un ristorante o una trattoria. Este fenómeno puso el listón de la exigencia muy alto a la hora de abrir nuevos establecimientos. Siendo muy conscientes de la dificultad del reto, Marcello di Prinzio, nacido en la región de los Abruzzos, junto a su esposa y socia, Bernadette, abrieron el Donizetti en 2005. Ahora, con una trayectoria totalmente consolidada, podemos afirmar que este restaurante brilla con luz propia entre la élite de los ristoranti de Barcelona.

Calidad y servicio

El nombre del local rinde homenaje al genial compositor italiano Gaetano Donizetti, autor de grandes obras como Lucia di Lammermoor o L’elisir d’amore. La referencia a este género musical se complementa con gran parte de la decoración del local: como si de una pequeña galería de arte se tratara, tienen carteles originales de algunas de las grandes obras del bel canto colgados en las paredes. Pero es la cocina, sin lugar a dudas, uno de los principales orgullos de cualquier italiano. Y los platos que salen de los fogones del Donizetti lo justifican sobradamente. Para conseguirlo, a parte de la habilidad y la experiencia como cocinero de Marcello, uno de los secretos está en utilizar ingredientes de la máxima calidad y, siempre que sea posible, de proximidad. Él mismo explica que no le gusta que le traigan determinados productos a casa, sino que “siempre voy al mercado a comprarlos yo porque los quiero ver, sentir cuáles son los más frescos del día y escoger los que considero mejores”.

Si uno de los pilares que sostienen un buen restaurantes es la cocina, el otro es el servicio al comensal. Para Bernadette, jefa de sala, esto es el eje de su filosofía a la hora de entender el negocio. Si ella considera que en el restaurante ya hay el número máximo de personas que pueden atender como es preciso, no coge más mesas, porque tardarían mucho en servirlas. ¡Ojalá esta fuera una práctica habitual en tantos y tantos sitios!

Adaptados al producto autóctono

Los 25 años que Marcello lleva cocinando en Barcelona lo han convertido en un gran conocedor de los productos catalanes. Por eso, entre sus platos, hay algunos que, sin perder sus raíces italianas, nos sorprenden con un toque que podríamos denominar de aquí. Como ejemplo, los cannoncini fontina e tartufo, pasta fresca preparada por él, rellena de este sabroso queso originario del Valle de Aosta, con una sala de crema de boletus y trufa blanca. Dado que en Donizetti cuidan al máximo la estacionalidad de los productos, fuera de temporada la trufa se sustituye por aceite de este tan preciado hongo.

En la carta, que varía precisamente para adaptarse a los productos estacionales, hay antipasti como los diferentes carpacci, ya sean de bresaola o de ternera con rúcula y queso reggiano; risotti, con gambas, con boletus o con aceite de trufa blanca y crema de setas; pasta seca, donde destacan los excelentes espaguettis a la carbonara o con aglio, olio e peperoncino (ajo, aceite y chile), o pasta fresca, con medaglioni di carciofi o cuadroni misto di funghi. También tagliata (entrecot de ternera poco hecho y cortado en tiras), único plato donde el elemento principal es la carne, para asegurar su frescura, ya que Marcello no congela nunca los ingredientes que utiliza. Y para los amantes de la burrata, aquí la preparan espléndidamente y con queso originario de la región de Pulla.

Entre sus postres, casi obligado es probar el tiramisú a la dolce Gabriella, una dedicatoria de Marcello a su madre, o el coco e nociolla, “una auténtica delicia”, según la clienta y amante de la buena cocina, Trini Calzado. Mención especial merecen las presentaciones que hacen de tan suculentos dulces y que no reveleraremos para garantizar un segundo mágico de sorpresa a los que quieran disfrutar de ellos.

Cuando sea hora de salir a la calle, después de un magnífico ágape en el Donizetti, seguro que una de las primeras cosas que le pasarán por la cabeza es “a ver cuándo volvemos”. Porque, como dice una de las estrofas de Torna a Surriento, la popular canción italiana, “tiene ‘o core ‘de nun turnà?” (tendrás el valor de no volver?).

Dicho queda.

Cocina vivida desde pequeño

Marcello di Prinzio, propietario y cocinero del Donizetti, nació en Guardiagrele, una pequeña localidad de la provincia de Chieti, en los Abruzzo. Cuando era bien pequeño, su madre y otras vecinas del pueblo se reunían para preparar la comida, especialmente en fiestas y otras ocasiones especiales.

Como no dejaban a Marcello que rondara por allí trasteándolo todo, él explica que se iba a mirar por la ventana del lavabo para verlas cómo cocinaban y que, desde entonces, quiso ser cocinero.

C/ Diputació, 137.

Precio aproximado: 15-30€.

Teléfono: 934 514 287.

Horario: De 13 a 15.45h i de 19.30 a 22.45h. Cerrado domingo noche y miércoles todo el día.

www.donizetti.es

donizetti

Credits: publiqué una versión (en catalán) de este artículo el 28.11.2014 en Què Fem?, suplemento semanal de La Vanguardia

Traducción: Trini Calzado

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5 thoughts on “Ristorante Donizetti, sabrosas melodías

  1. Conozco el Donizetti y puedo afirmar que para mí es el mejor restaurante italiano de Barcelona. Con tu artículo, has sabido transmitir a la perfección lo que siento cada vez que voy, enhorabuena!

  2. Gracias, Miqui! Descubrí el restaurante gracias a la recomendación de mi editor, Fèlix Badia, y estoy de acuerdo en que es el mejor restaurante italiano de Barcelona que conozco. Allí disfruté de unos macaroni tan deliciosos como los que comía cuando viví en Italia!!

  3. Comida excelente y trato exquisito, lo que hace que disfrutes todavía más los platos!! Es de esos lugares que recomiendo sin dudar, porque Marcello y Bernadette aman lo que hacen, y eso es algo que transmiten desde que cruzas la puerta y te saludan ;)

  4. Fuimos a cenar al restaurante Donizetti, nos sentimos muy a gusto y cenamos de maravilla, después de la cena les preguntamos donde podíamos tomar unos cócteles y nos indicaron un sitio en Sabadell a unos 20 kilometros de Barcelona.
    El Tevere en el parc Catalunya hacen unos riquisimos cócteles a base de frutas naturales además de tener unas terrazas muy acogedoras con hamacas y un ambiente nocturno lleno de colores y música tranquila, lastima que solo abren en el período estivo.

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